miércoles, 1 de marzo de 2017

EL DESVÁN









       EL DESVÁN

Los pulmones del desván
respiran luces de seda
por la nariz que al tejado
le pusieron por tronera.
Colecciona el sol avaro
en la penumbra monedas
que ha colado entre los huecos
de la tablas y las tejas.
Una fina caspa de oro
cae del sol mientras se peina...
En la tarima extendidas,
-pasas ya-, las uvas frescas;
tienen flacidez y arrugas
y del rampojo se sueltan.
Oigo en las tejas gorjeo
de aladas criaturas nuevas
que agudizan los chirridos
en las horas de la ceba.
El tordo, con su sotana
de arcipreste, se pasea;
estrepitosos sermones
desde el tejado remeda...

...¿Y qué estoy haciendo aquí
asomado a mi azotea,
sobre este mar cincelado
con olas, de musgo viejas,
y con mástiles de barcos
de metálicas antenas?...
Para encontrarme a mi mismo,
-al de dentro, no al de fuera-,
me he perdido entre la sombra
con mis gozos y mis penas.

Soy el gato, que he venido
con pisadas blandas, quedas,
a capturar a mi yo,
que es ratón que me la juega.
Estoy aquí en el desván
despegado de la tierra...
Extiendo la telaraña
de la soledad completa...
Quiero atrapar con las moscas
las patas de las estrellas
y paladear en silencio,
-en tan íntima huronera-,
los ruidos que me hace el alma
que en mi interior traquetea...

Yo necesito el desván.
Porque allí está la despensa
donde el espíritu come,
donde las meninges piensan,
donde el cuerpo se deslastra
de brillos de lentejuela,
donde el alma niña salta
con la comba de la esencia...


I.S.B.N.84-398-8126-6
Depósito Legal: VA-605-86



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