HORAS DE
SIESTA
En las
horas de la siesta
sueña
la tarde oro y fuego.
Los caminos
calcinados,
-polvos de
talco y de yeso-,
peinan a
raya los trigos:
los
rubicundos cabellos
que la laca
del calor
mantiene
estáticos, tiesos.
Toca el
macho de perdiz
su trompa
llamando al celo
y en todo
el valle se escucha
este ritual
sempiterno.
Con barba
de siete días
están
los rastrojos nuevos,
-rostro que
mal rasurado
émulo
es del agostero-.
Y sólo,
bajo el bochorno
de polvo,
de luz, y fuego,
con un
manojo de espigas
camina un
niño harapiento;
con éstas
y otras espigas
que recoja
en el sendero,
piensa
comprarse zapatos
para la
fiesta del pueblo...
Las trillas
sobre las eras,
-tortillas
de paja y fuego-.
Sobre ellos
están posados
los trillos
de Cantalejo,
cuyos finos
pedernales
cortan el
pan para invierno.
Debajo de
las casetas
duermen
merecido sueño
los
sufridos ganapanes
en su cama:
paja y suelo.
Allá
el fondo, en la penumbra,
los botijos
hacen fresco
el líquido
de cristal
que rezuman
sus adentros,
mientras
buscan las mulillas
pesebre y
abrevadero.
En las
paredes colgados
horcas,
rastrillos y aperos
y un rayo
que el techo acriba
de un
cascabel hace espejo...
Y sólo,
bajo el bochorno
de polvo de
luz y fuego,
con su
manojo de espigas
camina un
niño harapiento...
El reloj
consistorial
que ostenta
el Ayuntamiento
cuatro
límpidos martillos
deja caer
sobre el pueblo.
Se oyen
arrullar zuritas,
-borbollonea
el alero-
y la
cigüeña en la torre
interroga
con su cuello.
En las
calles y tejados
insolación
y silencio
y en las
esquinas las sombras
cortan
trazos geométricos;
allí
el perro del pastor
mata las
pulgas y el sueño...
Y sólo,
bajo el bochorno
de polvo,
de luz y fuego
con su
manojo de espigas
camina el
niño harapiento;
con estas
espigas y otras
que recoja
en el sendero,
piensa
comprarse zapatos
para la
fiesta del pueblo.
I.S.B.N.84-398-8126-6
Depósito
Legal: VA-605-86
No hay comentarios:
Publicar un comentario