viernes, 24 de febrero de 2017

LA CIGÜEÑA





                                            







LA CIGÜEÑA




Cigüeña, de la torre filigrana,

amiga de mi ayer,

jamás he vuelto a ver

tu blanca, negra y roja porcelana

decorando las eras y el perdido,

o en “la Esgueva” pescando alguna rana.

La corona de espinas de tu nido,

-del noble campanario humilde tiara-,

el viento ha desprendido;

y el fuego, que en sus ramas crepitara,

en humo ha diluido

la ruina de tu hogar desmoronado.



Cigüeña del pasado,

tu pico, que en mi mente aún crotora,

gozosa castañuela en los festejos

del niño bautizado,

carraca fue también para el finado

que, ya en el camposanto, el pueblo llora.



¡Cigüeña, ya estás lejos!...



...El hielo ya deshizo sus cristales;

bordaba el negro almendro blancas flores...

Estaban los chavales

bailando la peonza en la plazuela

con gritos de colores.

Jugaban tras el tedio de la escuela

y al ver azul de sombra sobre el suelo,

los ojos elevaron hacia el cielo

con cara muy risueña...

Cien dedos apuntaron a la altura,

cien voces corearon:¡la ...ci...güe...ña!



¿De qué larga aventura

llegabas, ave fénix, puntualmente

surgiendo tras los fríos?

¿Qué brújula mirabas en la altura,

que un día dibujó sobre tu mente

el rumbo hacia otros ríos?



No luce sus corbatas de serpiente

el campo envenenado,

no croan en “la Esgueva” ya las ranas,

la fuente “de la Risa” se ha secado,

no cantan las campanas,

sin grillos crece el prado,

no hay niños que celebren tu regreso

con gesto ilusionado

y están aquellas frentes ya más viejas...

¡y todo tan cambiado!



Cigüeña, tú nos dejas...

Igual que el secretario y el maestro,

el médico, el barbero,

el cura, el panadero...



Cigüeña, dulce símbolo tan nuestro,

si un día regresaras:¡aleluya!...

Yo sé que las campanas moverían

sus lenguas de metal con embeleso,

que a fiesta el día entero voltearían

contándonos, cigüeña, tu regreso.


F.J. Hernández Baruque




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